Lección 9: Para el 31 de agosto de 2019
EL SERVICIO EN LA IGLESIA DEL NUEVO TESTAMENTO
Sábado 24 de agosto
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 2:42-47; 4:32-37; Mateo 25:38, 40; Hechos 9:36; 2 Corintios 8:7-15; Romanos 12; Santiago 2:1-9.
PARA MEMORIZAR:
“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Sant. 1:27).
Los versículos que conocemos como la Gran Comisión (Mat. 28:18-20) se encuentran entre los más famosos de la Biblia, al menos entre los cristianos. A menudo han sido descriptos como nuestra declaración de misión y han inspirado todo tipo de proyectos misioneros y de evangelización. De hecho, inspirados en estos textos, los cristianos han viajado por todo el mundo, a veces a un gran costo personal, para difundir el evangelio.
¿Y qué ordenó Jesús en la Gran Comisión? Hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles “que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mat. 28:20). Y, como hemos visto, gran parte de lo que Jesús nos ordenó tiene que ver con cuidar a los necesitados, los que sufren, los que no pueden cuidarse a sí mismos. Por consiguiente, debemos recordar que estas instrucciones para los primeros discípulos de Jesús no eran tanto una tarea nueva, sino más bien una continuación de la misión que Jesús ya había estado haciendo entre ellos. Por ende, este aspecto de la enseñanza de Jesús es evidente en la vida de la nueva comunidad de la iglesia como parte del cumplimiento de la Gran Comisión.
Lección 9 | Domingo 25 de agosto
UN NUEVO TIPO DE COMUNIDAD
Después de la ascensión de Jesús y la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, el grupo de creyentes creció rápidamente y fundó la iglesia primitiva, un nuevo tipo de comunidad entre los seguidores de Jesús, e inicialmente dirigida por sus discípulos originales. Sin embargo, esta nueva comunidad no era solo algo que ellos inventaron; sino que se basaba en las enseñanzas y el ministerio de Jesús y en la larga historia de las Escrituras hebreas y sus profetas.
Lee Hechos 2:42 al 47 y 4:32 al 37. ¿Qué identificas como elementos clave en estas descripciones de la comunidad de la iglesia primitiva?
Si bien parece que los israelitas nunca lograron poner plenamente en práctica el modelo para una sociedad justa y generosa, la comunidad de la iglesia primitiva se tomó en serio la instrucción de que “no haya en medio de ti mendigo” (Deut. 15:4). Una de las expresiones prácticas de su fe fue compartir los recursos materiales, incluso vender tierras y contribuir con los fondos recaudados (ver Hech. 4:34-5:2), para satisfacer las necesidades de sus hermanos creyentes, como así también para ser de bendición a quienes estaban fuera de la comunidad incipiente, especialmente mediante el ministerio de curación (ver Hech. 3:1-11; 5:12-16).
Sin embargo, esta comunidad no era una sociedad utópica desde ningún punto de vista. A medida que crecía el número de creyentes, aumentaban las tensiones sobre la administración de estos recursos, especialmente en relación con la distribución diaria de alimentos a las viudas (ver Hech. 6:1). Los discípulos, que eran los líderes naturales del grupo, querían concentrarse en predicar el evangelio. Para hacer frente a la situación en cuestión, necesitaban reorganizarse.
Por lo tanto, se nombró a siete personas para que se enfocaran en los asuntos prácticos de la comunidad de la iglesia. Este fue quizá el primer reconocimiento de los diferentes ministerios y dones que se ejercerían en la iglesia. Al mismo tiempo, demostró la importancia del ministerio práctico para la vida y el testimonio de la iglesia. “Los mismos principios de piedad y justicia que debían guiar a los gobernantes del pueblo de Dios en el tiempo de Moisés y de David, habían de seguir también aquellos a quienes se les encomendó la vigilancia de la recién organizada iglesia de Dios en la dispensación evangélica” (HAp 78).
Trata de imaginar cómo habrá sido esa comunidad primitiva. ¿Cómo podemos reflejar esos mismos principios hoy?
Lunes 26 de agosto | Lección 9
EL MINISTERIO Y EL TESTIMONIO DE DORCAS
Cuando la iglesia comenzó a expandirse, como predijo Jesús, “en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8), los nuevos creyentes adoptaron la fe y el ministerio de Jesús. Entre estos, en la ciudad de Jope se encontraba Dorcas, también conocida como Tabita. Obviamente, ella se tomó en serio la instrucción especial de Jesús de que, cuando vestía a los desnudos, lo hacía por Jesús mismo (ver Mat. 25:38, 40).
Lee la descripción de Dorcas y su ministerio en Hechos 9:36. ¿Cómo se podría describir tu vida y tu ministerio en un formato similar a este versículo? ¿Cómo te gustaría que te describan?
Parece que el ministerio de Dorcas era tal que su descripción como “discípula” (ver Hech. 9:36) y su fidelidad, energía e interés en los demás era reconocido incluso más allá de su ciudad natal.
Pedro estaba visitando la ciudad vecina de Lida, y la gente de Jope le pidió que fuese en respuesta a la muerte inesperada de Dorcas (ver Hech. 9:37-41). Al llegar a Jope, Pedro se encontró con muchas de las personas a las que Dorcas había ayudado mediante su obra en favor de los pobres. Le mostraron la ropa que ella había hecho y, sin duda, le contaron muchas historias de cómo los había ayudado a ellos y a otros.
El hecho de que Pedro haya orado por Dorcas y que Dios le haya devuelto la vida no garantiza que siempre les irá bien en la vida a quienes dedican su vida a servir a los demás. Al fin y al cabo, Dorcas había estado enferma y padeció la muerte, y Esteban, uno de los primeros diáconos nombrados para atender las necesidades de las viudas en la iglesia, también fue el primer mártir (ver Hech. 7:54-60). Una vida de servicio no es un lecho de rosas; a veces incluso podría ser el camino más escabroso.
Sin embargo, en esta historia, Dios utilizó el reconocimiento de su amor y poder en la vida y en la muerte de Dorcas para causar un fuerte impacto en la gente de Jope: “Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor” (Hech. 9:42).
Si tú fallecieras, la gente ¿se lamentaría y extrañaría tu contribución así como recordaba y se lamentaba por el ministerio de Dorcas? ¿Cómo podemos dejar un mejor legado de servicio? ¿Qué habilidades prácticas tienes, como las habilidades de Dorcas para confeccionar prendas, que podrías usar para servir a los demás?
Lección 9 | Martes 27 de agosto
DAR COMO UNA FORMA DE COMPARTIR
Después de su conversión, el apóstol Pablo asumió la misión de llevar el evangelio al mundo gentil. El éxito que Dios le dio planteó preguntas importantes sobre la relación entre las raíces judías de la fe cristiana incipiente y los nuevos seguidores gentiles de Jesús. Un concilio de líderes cristianos judíos y gentiles se reunió en Jerusalén para discutir el asunto y buscar la conducción de Dios en relación con estas preguntas complicadas. La reunión y sus resultados se registran en Hechos 15.
Sin embargo, en el informe que Pablo da de esta reunión en Gálatas 2, agrega otro elemento importante a las instrucciones que recibió del concilio de Jerusalén para su ministerio continuo entre los gentiles: “Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer” (Gál. 2:10).
Y Pablo siguió aplicando este énfasis personalmente (ver, p. ej., Hech. 20:35) a lo largo de todo su ministerio. Al igual que la iglesia primitiva de Jerusalén, Pablo amplió la visión de la comunidad cristiana hasta alcanzar a todos los creyentes.
Lee 2 Corintios 8:7 al 15. ¿Cómo vincula Pablo el evangelio con el dar generosamente?
Pablo también utilizó dos referencias del Antiguo Testamento para instar a los creyentes a ser generosos y a cuidar de sus hermanos creyentes en circunstancias difíciles. Citó la historia de la generosa provisión divina del maná a los israelitas en el desierto como un modelo de dar y compartir entre la comunidad eclesiástica más amplia (ver 2 Cor. 8:15); y también citó el Salmo 112:9: “Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre” (2 Cor. 9:9).
Pablo instó a sus lectores a ser intencionales al dar, a separar regularmente una parte de sus ingresos para que les resulte fácil dar cuando él o Tito visitaran su iglesia para recoger las ofrendas y entregarlas a los cristianos necesitados de Jerusalén. Pablo utilizó el ejemplo de una iglesia para alentar a otras iglesias a ser igualmente generosas. “Como resultado del ministerio de ustedes, ellos darán la gloria a Dios. Pues la generosidad de ustedes tanto hacia ellos como a todos los creyentes demostrará que son obedientes a la Buena Noticia de Cristo” (2 Cor. 9:13, NTV).
¿Cuáles deberían ser nuestras prioridades para dar cuando no podemos dar a cada causa o necesidad que se nos presenta?
Miércoles 28 de agosto | Lección 9
GUÍA PAULINA PARA VIVIR Y AMAR CORRECTAMENTE
A la carta de Pablo a los romanos se la conoce más por sus explicaciones detalladas de la gran doctrina de la salvación por la fe mediante la muerte de Cristo. Pero después de once capítulos de esta enseñanza, hay un cambio de énfasis. Pablo ofrece una guía práctica para vivir y amar correctamente, basada en la gracia y el amor de Dios como se revelan en Jesús y en la historia del evangelio: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Rom. 12:1). Por cierto, Pablo está diciendo que debido a lo que Dios ha hecho por nosotros en Jesús, así es como debemos vivir.
Lee y resume Romanos 12, observando principalmente las instrucciones para amar y cuidar a los demás, en especial a los necesitados.
En cierto sentido, Romanos 12 funciona como un resumen de muchos de los temas a los que Pablo presta más atención en algunas de sus otras cartas. Habla sobre los diferentes roles y dones dentro del cuerpo de la iglesia, lo que incluye servir y animar a los demás y dar generosamente (ver vers. 3-8). Pero no solo hay que hacer estas cosas, hay que hacerlas bien, con entusiasmo y, sobre todo, con amor (ver vers. 9-11).
Pablo describe en términos prácticos de qué se trata este tipo de vida. Insta a los creyentes a ser pacientes en las dificultades y la persecución, a cuidar a los necesitados, a ser pacificadores cuando sea posible y, como hemos visto anteriormente, a responder al mal y la injusticia con bondad, a vencer el mal haciendo el bien (ver Rom. 12:20, 21).
Este capítulo describe lo que significa vivir como una nueva persona, sirviendo a Dios individualmente y como parte de una comunidad de fe. Pablo les dijo a estos nuevos seguidores de Jesús que su vida, sus prioridades y sus obras deberían cambiar como respuesta a lo que Jesús había hecho por ellos al morir en la cruz y ofrecerles la esperanza de la vida eterna. Como vivían en una sociedad opresiva y a veces cruel en el corazón del Imperio Romano, Pablo los instruye para que lleven una vida diferente: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rom. 12:2).
¿Cuáles son algunas de las actitudes y prácticas que necesitas resistir en tu comunidad para que te resulte más fácil vivir y amar correctamente como seguidor de Jesús hoy?
Lección 9 | Jueves 29 de agosto
SANTIAGO “EL JUSTO”
La tradición cristiana sugiere que Santiago, hermano o hermanastro de Jesús, llegó a ser un líder de la iglesia primitiva en Jerusalén y fue el Jacobo que ofició como presidente del concilio de Jerusalén (ver Hech. 15; Gál. 1, 2). Si es así, es probable que haya sido el autor de la carta que se conserva en la Biblia como el libro de Santiago [N. de la T.: este nombre en griego puede traducirse indistintamente al español como Santiago o Jacobo].
Santiago era un nombre común en ese momento, pero si eran la misma persona, también puede haber sido el líder de la iglesia conocido como Santiago “el justo”, lo que sugiere que era un líder sabio que priorizaba correctamente su trato con los demás y se preocupaba por los marginados u oprimidos. El libro que lleva su nombre se describe como “el libro de Proverbios del Nuevo Testamento”, pues enfatiza la piedad práctica y el vivir sabiamente como seguidores de Dios.
El autor de Santiago estaba ansioso por recordarles a sus lectores cristianos que “no se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica” (Sant. 1:22, NVI); y que la religión que realmente importa (la que es pura y duradera a los ojos de Dios) se centra en cuidar a los necesitados y oprimidos y resistir las influencias corruptoras de la sociedad que los rodea (ver Sant. 1:27).
Lee Santiago 2:1 al 9 y 5:1 al 5. ¿En qué se diferencia la actitud de Santiago hacia quienes son ricos y hacia los que comúnmente tenemos en la mayoría de las sociedades? ¿Cuáles son sus instrucciones específicas con respecto a cómo tratar a los ricos y a los pobres dentro de la comunidad eclesiástica?
Santiago sostiene que desearle el bien a alguien (incluso la bendición de Dios) será de poco consuelo si la persona sufre de frío y hambre. Proveerle de alimento y ropa real será mucho más útil para expresar y demostrar nuestra preocupación por ellos que todos los sentimientos nobles y los buenos deseos (ver Sant. 2:14-16). Santiago usa esto como ejemplo de la interacción entre la fe y las obras en el contexto de nuestra relación con Dios. Él también reitera (Sant. 2:8) lo que Jesús enseñó acerca de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, mostrando cómo debemos obedecer este mandamiento en la vida diaria. Se pone en práctica sirviendo a Dios y a los demás, no para obtener la salvación, sino porque es la manifestación de la verdadera fe.
¿Por qué es tan fácil, incluso inconscientemente, preferir a los ricos antes que a los pobres?
Viernes 30 de agosto | Lección 9
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
Lee “Obra e influencia de las sociedades de beneficencia Dorcas” y “La verdadera religión”, en El ministerio de la bondad, pp. 70, 71; 39-45; y “Una iglesia generosa”, en Los hechos de los apóstoles, pp. 270-278.
“El Salvador dio su vida preciosa para establecer una iglesia capaz de cuidar de las almas entristecidas y tentadas. Un grupo de creyentes puede ser pobre, sin educación y desconocido; sin embargo, estando en Cristo puede hacer en el hogar, el vecindario y la iglesia, y aun en regiones lejanas, una obra cuyos resultados serán tan abarcadores como la eternidad” (DTG 595, 596).
“La liberalidad abnegada provocaba en la iglesia primitiva arrebatos de gozo; porque los creyentes sabían que sus esfuerzos ayudaban a enviar el mensaje evangélico a los que estaban en tinieblas. Su benevolencia testificaba que no habían recibido en vano la gracia de Dios. ¿Qué podía producir semejante liberalidad sino la santificación del Espíritu? A ojos de los creyentes y de los incrédulos, era un milagro de la gracia” (HAp 277).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. La comunidad de tu iglesia, ¿cómo se puede asemejar más a la descripta en los primeros capítulos del libro de Hechos? ¿Qué pasos prácticos podrían dar los dirigentes de tu iglesia para incentivar a la iglesia en esta dirección?
2. La Iglesia Adventista del Séptimo Día en todo el mundo utiliza algunos de los principios analizados en el estudio de esta semana para determinar cómo repartir los diezmos y las ofrendas entre diferentes partes del mundo. ¿Cuáles son los beneficios de este tipo de sistema mundial de intercambio de recursos?
3. Las orientaciones para la vida, como las que se resumen en Romanos 12, por ejemplo, ¿son formas realizables y prácticas de vivir (funcionan en el “mundo real”), o se asemejan más a las imágenes idealizadas de los “santos” que se ven en los vitrales?
4. Santiago 5:1 al 5 utiliza un lenguaje fuerte que repite las duras advertencias de los profetas del Antiguo Testamento. ¿Por qué es apropiada y necesaria una expresión tan fuerte?
Resumen: Impulsados por la comisión de Jesús y el poder del Espíritu Santo, los discípulos y los primeros creyentes se dispusieron a compartir el mensaje y la misión de Jesús con la mayor difusión posible. Sobre la base de las enseñanzas de Jesús y las Escrituras hebreas, la iglesia primitiva era un nuevo tipo de comunidad que compartía lo que tenía con los necesitados, tanto dentro como fuera de su comunidad. Mediante el ejemplo y las enseñanzas registradas en sus cartas a estas iglesias, los primeros dirigentes cristianos instaron a los creyentes a vivir siendo fieles y serviciales, especialmente con los necesitados.