Lección 4: Para el 26 de octubre de 2019
CÓMO HACER FRENTE A LA OPOSICIÓN
Sábado 19 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Esdras 4:1–5; 2 Corintios 6:14; Esdras 5:1–5; Hageo 1; Esdras 4:6–24; Nehemías 4; 6:1–13.
PARA MEMORIZAR:
“Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto” (Esd. 5:5).
E sdras 3 al 6 tiene una estructura temática que abarca diferentes períodos históricos de oposición a la reconstrucción del Templo. Reconocer este enfoque temático ayudará a aclarar el mensaje general.
El nombre de Esdras se menciona por primera vez en Esdras 7:1. Con su arribo en el año 457 a.C., las cosas cambiaron y la ciudad de Jerusalén con su muro comenzó a ser reconstruida de forma intermitente. Trece años después llegó Nehemías (enviado por Artajerjes en 444 a.C.), y finalmente se reanudó la construcción del muro. Aunque la oposición fue intensa, el trabajo se concluyó en 52 días (Neh. 6:15).
La resistencia a la obra de Dios es un tema predominante en los libros de Esdras y Nehemías. Dondequiera que nos encontremos en el mundo actual, la obra del Señor es resistida. Satanás trata de asegurarse de que el evangelio no se propague rápidamente, ya que amenaza su dominio. En Esdras y Nehemías, ¿cómo manejaron a la oposición los judíos?
Domingo 20 de octubre | Lección 4
COMIENZA LA OPOSICIÓN
Lee Esdras 4:1 al 5. ¿Por qué crees que el remanente israelita rechazó la ayuda de otras personas en la construcción del Templo?
A simple vista, el pedido parecía amable y cordial; ¿por qué rechazar la ayuda? En cierto sentido, la respuesta se encuentra en el texto mismo. Los “enemigos” vinieron a ofrecerles ayuda. ¿Enemigos? Eso solo da una sugerencia poderosa de por qué los israelitas reaccionaron así.
¿Por qué los llamaban “enemigos”? Segundo de Reyes 17:24 al 41 explica que esta gente fue introducida de otras naciones en Samaria y la región circundante después de que los israelitas del Reino del Norte fueran deportados. El rey de Asiria les envió sacerdotes, que debían enseñarles a adorar al Dios de la Tierra, es decir, al Dios de Israel. Sin embargo, la religión resultante también incorporó a los dioses cananeos. Por lo tanto, el remanente israelita temía que esta religión fuera llevada a su culto en el Templo. Así que, lo mejor y lo más inteligente era hacer lo que hicieron: decir “No, gracias”.
También debemos recordar por qué ocurrió todo esto en principio. Fue la avenencia constante de sus antepasados a las religiones paganas que los rodeaban lo que llevó a la destrucción del Templo, como también a su exilio. Presumiblemente, mientras estaban en el proceso mismo de construir el Templo nuevamente, lo último que querrían hacer era alinearse demasiado con los pueblos circundantes.
¿Qué otro indicio en estos textos muestra por qué era acertado este rechazo? (Ver Esd. 4:4, 5.)
Piensa con qué facilidad podrían haber racionalizado la aceptación de esta ayuda. ¿Qué nos tiene que decir 2 Corintios 6:14 en este contexto?
Lección 4 | Lunes 21 de octubre
LOS PROFETAS ALIENTAN
Lamentablemente, la oposición que los judíos encontraron en las naciones circundantes, como se describe en Esdras 4 al 6, los dejó atemorizados y reacios a trabajar en el Templo.
Como se mencionó anteriormente, Esdras 4:6 al 6:22 no está escrito en orden cronológico. Por lo tanto, veremos el capítulo 5 antes que el capítulo 4.
Lee Esdras 5:1 al 5. ¿Por qué Dios envía a los profetas Hageo y Zacarías a los judíos? ¿Cuál es el resultado de su profecía?
Los judíos habían dejado de construir porque tenían miedo. Pero Dios los había enviado a Judá para reconstruir el Templo y la ciudad. El plan de Dios fue hacer algo para animarlos. Por lo tanto, llamó a dos profetas para que intervinieran. La oposición humana no detiene a Dios; si bien los judíos contribuyeron a esta oposición con sus propios actos, Dios no los abandonó. Obró a través de los profetas para motivarlos e impulsarlos nuevamente a la acción.
Lee Hageo 1. ¿Cuál es el mensaje para ellos y qué podemos extraer de esto para nosotros?
“Los profetas Hageo y Zacarías fueron suscitados para hacer frente a la crisis. En sus testimonios conmovedores, esos mensajeros revelaron al pueblo la causa de sus dificultades. Declararon que la falta de prosperidad temporal se debía a que no se había dado el primer lugar a los intereses de Dios. Si los israelitas hubiesen honrado a Dios, si le hubiesen manifestado el respeto y la cortesía que le debían, haciendo de la edificación de su casa su primer trabajo, lo habrían invitado a estar presente y a bendecirlos” (PR 420).
Martes 22 de octubre | Lección 4
INTERRUPCIÓN DE LA OBRA
¿Qué hicieron los “enemigos” en Esdras 4:6 al 24 para detener la obra en Jerusalén?
El “pueblo de la tierra” escribió cartas de acusación contra los judíos y su obra primero a Darío (Esd. 5, 6); luego, al rey Jerjes (Asuero) así como a Artajerjes. Estaban haciendo todo lo posible para detener la obra en Jerusalén.
El pueblo de las naciones vecinas sostenía que, si se reconstruía la ciudad, el rey perdería su poder sobre ella porque Jerusalén siempre había sido un lugar de rebelión y problemas en el pasado. Desgraciadamente, el rey Artajerjes se convenció de que los judíos estaban construyendo solamente porque querían obtener su independencia y, por lo tanto, incitar a la confrontación. Ordenó que cesara la obra, y el pueblo envió un ejército para impedir la construcción de la ciudad. Esta estrategia enérgica detuvo la obra de Dios.
Lee Esdras 4:23 y 24. ¿Por qué los judíos dejaron de construir? ¿No sabían que Dios quería que reconstruyeran la ciudad? ¿Qué se interpuso en el camino?
Es evidente que los judíos se dieron cuenta de que Dios los había llamado a reconstruir la ciudad y el Templo, pero debido a la fuerte oposición tuvieron miedo. Tal vez se les ocurrieron excusas como: “Ahora no debe ser el momento adecuado”, o “Si esto fuera realmente lo que Dios quería que hiciéramos, él nos habría proporcionado una manera”, o “Tal vez ni siquiera debíamos regresar aquí”. Cuando la oposición se interpone para hacer lo que creemos que Dios nos llama a hacer, tenemos la tendencia a cuestionar y dudar de la dirección de Dios. Podemos convencernos fácilmente de que cometimos un error. El miedo puede paralizar nuestra mente, y nuestros pensamientos se convierten en desesperación e impotencia en lugar de estar enfocados en el poder de Dios.
¿Has experimentado algo similar, al estar convencido de que Dios te había llamado a hacer algo y, luego, albergar dudas cuando las cosas se pusieron difíciles? (Piensa, por ejemplo, en Juan el Bautista.) ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
Lección 4 | Miércoles 23 de octubre
NEHEMÍAS ACTÚA (444 A.C.)
Lee Nehemías 4. ¿Qué hicieron los judíos, bajo el liderazgo de Nehemías, para enfrentarse a la oposición? ¿Por qué era importante para ellos prepararse para luchar, en lugar de no hacer nada, creyendo que Dios los protegería?
Después de tantas idas y vueltas, el pueblo comenzó a trabajar de nuevo. Los judíos oraron, y luego Nehemías montó una guardia activa. El pueblo tenía turnos rotativos durante el día y la noche, y estaba preparado para cualquier ataque inminente. Nehemías también organizó al pueblo alrededor del muro, con armas, a fin de que cada familia estuviera lista para pelear. Además, dividió a sus siervos en dos grupos: mientras uno trabajaba, el otro portaba armas. También había disposiciones especiales para todos aquellos que trabajaban en el muro, ya que estaban más expuestos al peligro. Cada uno de los constructores portaba una espada en una mano y con la otra colocaba ladrillos/piedras y mortero en el muro. Estaban preparados para enfrentar a la oposición. Hicieron su parte; Dios hizo el resto. La fe de Nehemías en la protección de Dios es inspiradora. Sin embargo, no se sentó en el sofá a esperar que Dios hiciera todo. Se prepararon lo mejor que pudieron.
Los dos pasajes, “No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas” (ver Neh. 4:13, 14), y “Nuestro Dios peleará por nosotros” (ver 4:19, 20) son algunas de las declaraciones más inspiradoras que se encuentran en la Biblia.
Los judíos podrían haber dejado de construir una vez más debido a la persistente resistencia, pero esta vez, en lugar de dejarse vencer por el miedo, se aferraron a la promesa de que Dios lucharía por ellos. Cuando nos enfrentamos a la oposición en nombre de Dios, por nuestras creencias o por lo que Dios nos llama a hacer, debemos recordar que “Dios peleará por nosotros”.
Finalmente, los judíos se dieron cuenta de que el Señor estaba detrás de lo que hacían, y esto les dio valor para seguir adelante.
¿Por qué es tan importante saber que lo que estás haciendo es la voluntad de Dios? Por consiguiente, es importante preguntarse: ¿Cómo sé si lo que estoy haciendo es la voluntad de Dios?
Jueves 24 de octubre | Lección 4
HACIENDO UNA “GRAN OBRA”
Lee Nehemías 6:1 al 13. ¿Por qué Nehemías considera que lo que está haciendo en Jerusalén es una “gran obra” (Neh. 6:3)? En este caso, ¿cuáles fueron los intentos por detenerlo?
El capítulo 6 describe muchos intentos en la vida de Nehemías. Sanbalat y Gesem siguieron enviándole cartas a Nehemías para que fuese con ellos, con el pretexto de una reunión. Sin embargo, la reunión era en la llanura de Ono, que se encontraba en territorio enemigo, y de este modo revelaba la verdadera intención de la invitación. Sanbalat, Tobías y Gesem vieron una ventana de oportunidad que duraría solo hasta que el muro estuviera terminado y las puertas estuvieran cerradas. Los judíos tenían la protección del rey persa y, por lo tanto, sus enemigos no podían conquistarlos a través de una ofensiva frontal. Pero, si acababan con el líder, detendrían el progreso o quizás hasta podrían detener a los judíos para siempre. No se daban por vencidos. Aunque Nehemías no respondía, seguían intentando. Debió de haber sido frustrante para Nehemías tener que lidiar con la oposición en todo momento. Él les respondió diciendo: “Yo hago una gran obra” (Neh. 6:3).
Según los parámetros del mundo, Nehemías estaba haciendo una gran obra como copero del rey, que era una profesión prestigiosa, una de las más encumbradas en la tierra donde se desempeñaba como asesor del rey. Pero, construir una ciudad que estaba en ruinas, que aparentemente no tenía ninguna importancia para el mundo, ¿es eso lo que él llama una gran obra? Nehemías consideraba que la obra para Dios era “grande” y más importante porque comprendía que el honor del nombre de Dios estaba en juego en Jerusalén.
Además, cuando Dios estableció los servicios del Santuario, instituyó el sacerdocio. Para que el Santuario siguiera siendo santo y especial en la mente del pueblo, solo permitió que los sacerdotes realizaran las tareas dentro del Templo. Se nos hace difícil ver la santidad de Dios por nuestra cuenta; por lo tanto, Dios hizo provisión para ayudar a los israelitas a llegar ante su presencia con reverencia. Nehemías sabía que los patios del Templo eran para todos, pero no los espacios interiores. Según sus palabras, al reunirse dentro del Templo, Semaías no solo se mostró como un falso profeta al sugerir algo que era contrario a las directivas de Dios, sino también se presentó como traidor.
Hoy, sin un Santuario terrenal, ¿cómo podemos tener ante nosotros una percepción de la santidad de Dios? Comprender la santidad de Dios, en contraposición con nuestra pecaminosidad, ¿cómo nos acerca a la Cruz?
Lección 4 | Viernes 25 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, Profetas y reyes, “Los edificadores de la muralla”, “Reproches contra la extorsión” y “Maquinaciones paganas”, pp. 469-488.
“La oposición y el desaliento que en los tiempos de Nehemías los constructores sufrieron –tanto por parte de sus enemigos abiertos como de los que se decían amigos suyos– son típicos de lo que experimentarán en nuestro tiempo los que trabajan para Dios. Los cristianos son probados no solo por medio de la ira, el desprecio y la crueldad de sus enemigos, sino también por medio de la indolencia, la inconsecuencia, la tibieza y la traición de quienes se dicen sus amigos y ayudadores” (PR 475).
“En la resuelta devoción de Nehemías a la obra de Dios, y en su igualmente firme confianza en Dios, residía la razón del fracaso que sufrieron sus enemigos al tratar de atraerlo adonde lo tuviesen en su poder. El alma indolente cae fácilmente presa de la tentación; pero en la vida que tenga nobles fines y un propósito absorbente el mal encuentra poco lugar donde asentar el pie. La fe del que progresa constantemente no se debilita; porque encima, debajo y más allá de lo que se ve reconoce al Amor infinito que obra en todas las cosas para cumplir su buen propósito. Los verdaderos siervos de Dios obran con determinación inagotable, porque dependen constantemente del Trono de la gracia” (PR 488).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Ponte en el lugar de Zorobabel, Josué y los demás líderes cuando esos hombres acudieron a ellos con el ofrecimiento de ayuda. Al mirar hacia atrás, podemos ver que hicieron lo correcto al no aceptar ese ofrecimiento. Como adventistas, ¿cómo podemos saber cuándo deberíamos colaborar o no con otros que no son de nuestra fe? ¿Cómo decidimos si está bien o mal? ¿Qué criterios podemos seguir?
2. A lo largo de la historia bíblica, vemos los peligros de transigir con el mundo respecto de nuestra fe. De hecho, toda la historia del antiguo Israel, hasta el cautiverio babilónico, fue un ejemplo poderoso de esta avenencia. Al mismo tiempo, ¿qué sucede cuando la gente se va a un extremo tratando de evitar ese peligro? Cuando acusaron al mismo Jesús de violar el sábado (ver Juan 9:14-16), ¿no tenemos un ejemplo poderoso de que sus acusadores se fueron al otro extremo? ¿Cómo hallar el equilibrio adecuado?